18 de febrero de 2009

Conjuro naranja

Me encuentra el amanecer pensando en su sonrisa naranja,

en esa mirada suya tan tímida y profunda.

Me recorren ritmos y poesía cuando recuerdo su boca

y parloteo susurros para quien pueda entender mis silencios.

Me transformo en jirafa gigante y al pie de su cama vigilo sus sueños,

de reojo y sin moverme siquiera tiro al viento un beso.

Me aterra pensar que me haya visto regocijarme en su mirada curiosa,

que haya entendido mi conjuro

y que el poder de su anillo-escudo pueda apartar de sus entrañas

ese mínimo deseo de continuar escuchando en mis silencios

aquello que nunca nombraré.

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