24 de marzo de 2010

Desmitificar el llanto

Hay que desmitificar el llanto, resignificarlo como una posibilidad de sacar aquello con lo que nuestro cuerpo no puede. dejar de significarlo como debilidad en el marco del "looser" bajo el esquema del "exito" en la ideología hegemónica.

Necesitamos ser débiles, permitirnos serlo, reconocer nuestros límites, nuestras vulnerabilidades, nuestra humanidad, aprender a estar con los otros, a pedir ayuda, a reconocerlos necesarios en esta nuestra humanidad que se origina de la vida en comunidades, en sociedades.

Hay que darnos el chance de pedir ayuda, y también de tender la mano, de hacer nuestra cotidianeidad un ejercicio de la conexión desde nuestras humanidades, con nuestras capacidades y nuestros límites. Una persona es un universo, es una potencialidad exquisita, pero no lo es todo, ni todo lo puede.

No hay que tenerle miedo a la vida, al dolor, al llanto, que es parte de la vida. No te asustes cuando lloro, que es mi cuerpo sanando, no le tengas miedo a mi dolor, ni al tuyo, llora conmigo, que luego seremos toda-sonrisas