sus brazos abrirse por completo
como queriendo aferrarse a algo
hasta que sus manos cansadas de asirse se rindieron
y con un suspiro soltaron la vida
Sentí una electricidad contagiosa salir de su cuello
y hacer vibrar cada una de sus fibras
se dejó caer en mis brazos
y entonces sus dedos de pronto me encontraron
primero uno, y luego todos sus apéndices envolvieron mis manos
su cuello reposó en mi hombro y su respiración se calmó
Mi niña eterna volvía a la vida
todavía con la vista perdida
con el cuerpo exhausto
con la piel bañadita de escarcha...
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