5 de febrero de 2010

Le encanta escucharme delirarla
saber que aún está en mí
reencontrarse con la magia
que mi corazón logra fijar con tinta.
La llevo conmigo y sonríe al saber que me acompaña


Ya es tarde

Sos presencia constante en mi memoria
traída a flore con el simple temblor de mis cortinas
con la brisa azotando mis ventanas
con aquel libro que me hace guiños desde la repisa.

Me venís fluida y constante
como agua que gotita a gotita
sin temor, avanza silenciosa
escurriéndose por debajo de la puerta.

Cuando me invadís de esta forma,
es tarde para ponerte los límites
para espantarte con el azote de la puerta.
Porque te me comenzás a subir por todo el cuerpo
como si estuviera echa de esponja.

Cuando te descubro humedeciéndome la pieza
es porque a mí ya te me calaste hasta los huesos
ya me pusiste los pies pesados
me dejaste los escalofríos programados en el cuerpo
ya es tarde mi amor, para no pensarte.
No dejo de pensarla tan mía, tan cercana.
Cierro los ojos y su ternura me invade,
esa ternura tan suya.
En magnífica complicidad nuestros ojos se encuentran.
Pienso en ella como nunca
y en esas ganas de tenerla cerca de nuevo
de reposar en esa candidez que sólo en sus brazos encuentro
Estoy enamorada y eso me asusta porque muchas veces
me perdí de mí misma en ella.

En mi recuerdo

Te recuerdo feliz
transgrediendo paraísos
sonriendo atardeceres
con tus libros bajo el brazo
sorteando cerrojos, caminos prohibidos
con tus libros, un cojín y todas tus ganas
tu pelo inmenso extendido en la hierba
y la canción infinita de aleteos diversos.